jueves, 8 de noviembre de 2007

Hace tiempo

Ya tenia mucho tiempo que no me paraba por aqui, he andado muy ocupado afortunadamente pero he descuidado muchas cosas, en fin aqui les dejo este mail que me mandaron unos cuates con los que me la he pasado estos dias en un ambiente de trabajo fregon (he estado en un proyecto en Metalsa)

Cinthya Sánchez
El Universal
Domingo 15 de julio de 2007

Tienen entre 25 y 35 años de edad, buscan experiencias extremas para
extender su juventud, pero con permiso y dinero propios. Son
adultescentes,un fenómeno que se extiende en México


Viernes de quincena. En la larga fila del Pata Negra están formadas Ana
Laura de 29 años y Valentina de 25, ambas esperan que los numeritos
rojos marquen el turno 133 para entrar. Antes de ellas, con el 132 se coló
un grupo de menores de edad alcahueteadas por minifaldas, maquillaje y
botas largas. El 134 le tocará a un cuarteto de "treintones". Aunque en
plena fila del antro más popular de la Condesa la edad ni se nota. Si se
notara tampoco importa, porque todos utilizan ropa deportiva como urbana,
cargan los mismos gadgets y sus Ipods almacenan la misma música. No hay
generaciones divididas. Todos son jóvenes, porque todos consumen para
serlo.

Aunque no sólo ahí las fronteras entre una generación y otra se han
borrado ,sino en casi todos los productos que pueden consumir los
adultescentes quienes a sus 25 o 35 años viven su segunda adolescencia,
sólo que esta vez no les duele nada, al contrario, andan en busca de
diversión con la tarjeta de crédito disponible y con permiso propio. Son
el target más buscado de la publicidad en México. El resultado de la
mezcla perfecta para el mercado: alma de niño y cartera de adulto.

Gastan más de 80% de lo que ganan en ellos mismos. Muchos son
profesionistas, tienen trabajo y, en algunos casos, también pareja
estable. En España se popularizaron como el síndrome de Peter Pan. En
algunos países de América Latina se les bautizó adultescentes, en Estados
Unidos se les llama kidults —por la unión de las palabras en inglés de kid
y adult. Se trata de un fenómeno social que, con distintas denominaciones,
echa raíces y se extiende en México.

Rey es el ejemplo perfecto de esa masa de jóvenes, principalmente
urbanos, tiene 32 años y dice disfrutar los beneficios de crecer sin
compromisos. "Tengo claro que soy un adultescente".

Para él todo es más fácil a los 30. "Tengo más dinero, más experiencia.
La crisis de los 30 me duró un día. Se esfumó cuando me vi al espejo y el
reflejo me enseñó a un personaje de pelos largos, delgado y que
realmente lucía joven", dice.

A Rey le pasó lo que muchos de los adultescentes que hoy siguen de
fiesta. Hasta hace 10 años siempre convivió con gente mayor que él,
después de cinco años, el asunto de edad se emparejó y ahora la gente con
la que se divierte tiene en promedio cinco años menos que él.

Según un estudio antropológico realizado por el equipo de Planning de la
agencia de publicidad JWT, en México los adultescentes marcan una nueva
tendencia que tiene que ver con el individualismo, postergar el
matrimonio y gastarse el dinero en ellos mismos. "Están pendientes de la
moda, de los nuevos modelos de automóviles, buscan experiencias extremas
para extender su juventud. Viajan y se divierten en grupo sin que
necesariamente sean vagos y tienen independencia económica", dice Mariana
Hernández, directora de Planning de JWT.

En 2005, por ejemplo, los mexicanos jóvenes gastaron 80 millones 296 mil
pesos en servicios y artículos de educación y esparcimiento, incluyendo
paquetes turísticos, según la Encuesta de Gasto del Instituto Nacional
de Geografía y Estadística (INEGI). Para la Procuraduría Federal del
Consumidor (Profeco), los adultescentes gastan 16% de su ingreso total en
gadgets,entre de 8 y 45 mil pesos.

En términos de mercadotecnia son adultescentes, en sociología se les
conoce como "fenómeno de la adultez", así lo afirma Héctor Castillo
Barthier investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la
UNAM. Pues a pesar de que el Banco Mundial considera población joven hasta
los 25 años y en México el Instituto Nacional de la Juventud hasta los 29
años, "finalmente los rangos de edad joven se alargan junto con la
expectativa de vida", dice.

Para Castillo Barthier estamos viendo un envejecimiento de la población
y el concepto joven representa toda una serie de cuestiones ligadas al
consumo. "Se están llevando a cabo procesos de juvenilización a través del
consumo que pueden verse fácilmente con el boom de la liposucción, la
venta de fajas que te reducen las tallas, los usos de gimnasios y
tecnología", explica.

La única diferencia entre los ricos y pobres es el consumo. Y entre
jóvenes y adultos lo que los ha unificado es lo que consumen. Es una
tendencia global y es parte de uno de los fenómenos de globalización.

Según el estudio "Cambios en el mercado mexicano" de Nielsen, empresa
dedicada a estudios de mercado, hay más televidentes entre 18 y 39 años
viendo Cartoon Network que CNN; los clientes objetivo de las consolas de
videojuegos no son los menores, sino los adultos hasta de 37 años.

El usuario adulto está produciendo fuertes transformaciones en el
mercado de los videojuegos. En Estados Unidos, donde 47% de la población
consume videojuegos, la media de edad de los usuarios ronda los treinta
años.

Un estilo de vida

La única responsabilidad que tiene Ana Laura de 29 años es con su perro
Hans. De su sueldo, 85% lo invierte en su diversión, ropa y viajes. Vive
con sus padres y todos los viernes baila al ritmo del reguetón de "calle
13", lo mismo a lado de jóvenes de 15 años que de 40.

"Yo nunca he creído que acercarse a los 30 sea el final de la juventud
de una persona. Tampoco que el matrimonio y los hijos sean lo máximo en la
vida", dice. Para ella lo que consume le ayuda a que los demás no
piensen "que soy una señora".

Dice que a la hora de salir a divertirse nota cada vez más que la
barrera generacional esta rota, "aunque a veces si me aburro que haya
gente más joven que yo, se que me voy a divertir pues lo único que busco
es bailar".

Óscar y Marcela más que marido y mujer son compañeros de juego, viajes y
diversión. Tienen 25 años y viven juntos desde hace meses. Los hijos
serían un obstáculo para ellos, pues quieren hacer otras cosas.

No son una pareja convencional. Del dinero que ganan invierten 40% en su
casa y el resto lo ocupan en tecnología, diversión y cultura. Para
Óscar, Marcela es su novia.

"Somos novios, vivimos juntos, pero no es tan formal. La pasmos bien,
como si cada quien viviera en su propia casa, pero al final del día
dormimos juntos."

Los especialistas coinciden en que el periodo de juventud se ha
extendido. Para José Antonio Islas, investigador social de la UNAM, la
juventud termina hasta los 35 años y es el periodo más largo en la vida de
un ser humano porque comienza a los 11, así que dura 24 años. "Ahora vez a
un joven de 30 o 35 años que se comporta como adolescente tardío, que
sigue en fiestas, que no tiene hijos y no se ha casado y que además sigue
viviendo con su familia".

Islas asegura que las familias se han adaptado a vivir con treintones en
casa. En México, la Encuesta Nacional del Instituto Mexicano de la
Juventud revela que 50.7% de los jóvenes no han pensado en salir de la
casa paterna y la razón fundamental es que se sienten a gusto con sus
papás. Mientras que 36.7 % que sale del hogar paterno regresa a vivir de
nueva cuenta dando como razones principales: la terminación del periodo
de estudios o trabajo, seguidos por el divorcio o la separación de
pareja, la imposibilidad de mantenerse económicamente o por sentirse
solos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó eso de "alma de niño y cartera de adulto"... sólo nos faltaría la "prudencia de un anciano" (o la "codencia de un regio") para no acabar con nuestro chequecito a los 3 dias despues de quincena :(

Saludines!!